Las heridas de Zeus: los varones dando a luz
9-02-2009 | Por Ademir | Categoría: Artículos Seleccionados, Cultura, Familia, Salud, SociedadLo que hace mucho tiempo parecía solo tema de leyendas y mitos, poco a poco va transformándose en una inquietante realidad: algunos hombres voluntariamente han elegido gestar a sus hijos en el vientre, en lugar de cederle el derecho que por naturaleza le corresponde a la mujer. ¿Cómo leer un acontecimiento de ésta índole? ¿Se está violentando el orden inherente a los procesos biológicos? La cuestión debería primero centrarse en torno a la noción de “naturaleza humana” para ver si a lo largo de diversas etapas históricas ha permanecido invariable, o si por el contrario, se ha desplazado de sentido de acuerdo al paradigma en turno. Esta sería una estrategia de estudio a la manera de la arqueología del saber de Michel Foucault, o de los estudios de Thomas Kuhn con referencia a la Filosofía de la Ciencia.
La perspectiva de los griegos
Otra manera de abordar el tema de los embarazos provocados en los varones, la podemos emprender relacionándola someramente con algunos de los mitos griegos más vinculados al asunto, porque siempre los venerables padres de Occidente, los grecolatinos, tienen algo que decir, valioso y profundo. Vale la pena que el mismo Zeus, el más poderoso de los dioses olímpicos, dio a luz a dos de sus hijos más notables: Atena y Dionisos. En ambos casos mucho tuvo que ver el hecho de que tratara de ocultar o rescatar el fruto de sus amoríos extramaritales por temor a Hera, la gran diosa madre, y su consorte oficial: en el caso de Atena, como consecuencia de su unión con Metis, Zeus la dio a luz desde su cabeza; por lo que respecta a Dionisos, producto de su amor con Sémele, el Cronida lo tuvo desde su propio muslo. Hefestos, el dios del fuego y de la forja de metales, fue quien ayudó a Zeus para motivar el nacimiento de sus hermanos a punta de hacha.
Ir contra natura, por puro poder
En estos casos puede apreciarse algo muy singular: Zeus es la más alta expresión de divinidad, es omnipotente y la última instancia garante axiológico para todos los eventos humanos. Pero también, el hecho de que en ambos casos Zeus haya obrado subrepticiamente al haber parido sus hijos, para esconder o ir más allá de lo permitido por cierta imagen de la naturaleza, es decir Hera, un trasunto de Gea, la tierra. De tal modo que en el fenómeno actual de algunos varones que, por obra de ciertos desarrollos científico-clínicos, logran hacer nacer a sus bebés, puede advertirse, tanto ese nivel de poderío que solo pudo hacer tenido el más grande de los dioses, como ese riesgoso ir en contra de la naturaleza, ese atentar en contra de su confianza, de cierta manera. De cualquier modo, el fruto de esa vía de nacimiento puede ser ambivalente: una diosa pura e intelectual como Atena, o una deidad desenfrenada e instintiva como Dionisos. ¿Cómo devendrá el ser de estos infantes, que han llegado al mundo de una manera tan divergente al orden entero de los procesos biológicos? La moneda está en el aire.