La esperanza del apocalipsis
2-02-2009 | Por Ademir | Categoría: Artículo en Portada, Artículos Seleccionados, Cultura, Sociedad, SolidaridadUno de los síntomas que más señalan el nivel de confusión ideológico de una sociedad es la manera en la que tiende a proyectar sus propios anhelos y deseos en ciertas figuras del imaginario cultural. Porque de acuerdo al sentido de esas imágenes manifestadas por sus discursos podemos tener un parámetro de la distancia que media entre su realidad y sus posibilidades de pensarla de otra manera.
La esperanza en otros tiempos
Todas las esperanzas de apertura de pensamiento y de posibilidad de un ámbito de vida más humano que el Renacimiento trajo consigo, se hayan expresadas por vía negativa e indirecta en obras como “Las tentaciones de San Antonio” en las versiones de Matthias Grunewäld o de El Bosco. En las morfologías demenciales de los demonios y en los ámbitos apocalípticos imaginados y plasmados por estos visionarios en sus trabajos, se puede respirar una ilusión por una transformación radical que hiciera resurgir la luz de un sentido cabal para los derroteros de sus sociedades. El resultado de ello, de sus esfuerzos artísticos y vitales, fue una de las épocas de mayor significación y valía para la historia de las culturas.
La esperanza de hoy
Paradójicamente la esperanza de hoy, a pesar de poderse leer en el mismo sentido, nos arroja conclusiones muy dudosas. En los Estados Unidos poco a poco cobra mayor relevancia el Instituto para la Continuidad Humana, un centro de estudios, análisis y proyectos dedicados a la recopilación y catalogación de evidencias, datos o informaciones que refieran acerca de la inminente destrucción de la humanidad por medio de cualquier amenaza o medio. Uno de sus más recientes trabajos es el detallado monitoreo que tienen sobre las informaciones manejadas por la NASA acerca del posible riesgo de colisión que tenga nuestro planeta con cualquier otro cuerpo sideral. El Instituto para la Continuidad Humana se afana en la preparación de estrategias para constituirse como la esperanza más importante de los hombres por seguir existiendo más allá de todo fin del mundo.
El fin de la esperanza
Si bien en las pesadillas de Matthias Grunewäld o de El Bosco podía percibirse un deseo por que los asuntos del orbe mejorarán con respecto al apocalipsis que visualizaban, orientándolo hacia una transformación de la realidad interior de los seres humanos por medio de la cultura; en contraste lamentable, la esperanza actual de los humanos esta soportada únicamente en organismos como el citado Instituto, que más que tratar de alejar la sombra de la destrucción del planeta en un trabajo cultural como los de los artistas del Renacimiento, parecen anhelar su acaecimiento, evidenciándolo en su burda y alarmista valorización de la realidad externa: como los torcidos cuervos ensordecedores, arrojando tinieblas sobre campos de trigo, que intento hacer(se) callar Van Gogh.